. P A R Á S I T O.

Cada noche reviso debajo de la alfombra por si se escapa de nuevo. Busco y busco, y me pierdo en el acto. Me despabilo recién cuando las luces de la calle se apagan, en la bola de silencio, en la madrugada temprana se ahogan. Y se escuchan los filamentos como dejan de arder.

Entonces en el día me llama y encuentro a mi pequeña bestia. Se alimenta durante toda la jornada y mientras me ocupo que nada le pase, hasta que llega la noche y me siento bien, otra vez, sin paranoia, vacío y natural. Otra vez. Y la búsqueda comienza, otra vez.

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